Espejísmo…
Aun hoy
sigo temiendo que se comunique, que un “no consigo olvidar” me haga saber que es
recíproco, que quiera intentar por tercera vez lo que hasta ahora ha sido en
vano, que su indecisión arrebate mis
fuerzas e interrumpa mi viaje, ese viaje
que he emprendido…
Su
rostro enigmático y su misteriosa voz se desdibujaron de mi mente, la noche
anterior se despidió invitándome a soñarlo, su calidez quedó como aliciente ante la intensa espera ya anunciada, con la firme promesa que tras horas de ausencia estaría de nuevo
conmigo. ! Al fin se comunicaba ! para
hacerme saber lo que había decidido…
Era viernes a media tarde, yo cantaba y arreglaba cosas, ávida de él, lo deseaba con locura, imaginaba muchos momentos, toda mi pasión
estaba desbordada, la ansiedad no cabía en mi pecho, fantaseaba y vivía plena
de alegría al recrearme en los brazos de ese hombre. ! Que por fin había llegado a mi vida !
“Hablé con mi mujer”, fue su primer mensaje, anunciando
su respuesta, sentí apoderarse
de mi columna el frío propio de la incertidumbre, éste recorría todo mi espina hasta llegar al cerebro, solo
logré articular un pensamiento “lo había hecho”, en fracción de segundos llegó otro mensaje, éste decía que ella lo sabía todo, que aún la amaba y que
no podía seguir con este juego un minuto más, porque eso le hacía daño y ella
no merecía su engaño, que no lo buscara, que siguiera con mi vida y que lo
dejara en paz.
Esos
segundos fueron los más desconcertantes que recuerde haber vivido, entre la música
de fondo, los guantes en mis manos, los libros en la mesa y toda la faena de
limpieza, estaban mis ilusiones cayendo estrepitosas y destrozándose ante mis
ojos, todo en cámara lenta. “Pero si no
la ama”, repetía veloz mi mente, mis oídos
zumbaban, me sentía aturdida y mi voz
apenas pudo escapar de tan tórrido momento. Rompiendo el silencio que profundo
e hiriente se hizo de pronto, pude exclamar, con gran dificultad y sorpresa, un tenue “no me hagas esto…”.
Ese
viernes todo estaba decidido, tenía la esperanza de que fuera una broma, pero
no tarde un instante mi propia consciencia en decirme que era real lo que
sucedía, que absolutamente todo era válido, a fin de cuentas estaba
involucrándome con un hombre comprometido, "pero si ese hombre no era mío" Repetía en mi
mente, haciendo eco mi conciencia con su traje de verdugo y decapitando toda ilusión y
anhelo.
Mi desespero
nublado no tardó en disiparse, pronto comprendí y acepté que mi mayor
estimulante no estaba en Buenos Aires, que mi más intenso sueño estaba encarcelado
en mi mente, que jamás había sentido un milímetro de su cuerpo, que su olor era
inexistente, que un genio maligno por puro capricho había envenenado mi cuerpo y
mi alma, que no podía ser la misma, que debía
recorrer hacia mi centro los cinco mil kilómetros de distancia que nos separaba,
si quería salvarme, debía rescatarme y
despertar de ese sueño que me produjo su espejismo... Ese
sueño que aún hoy evocarlo perturba mi quietud y mi imaginación... Ese sueño que se niega a sucumbir y quedarse en el olvido…
Jaineth
Méndez
2 comentarios:
El sentimiento, en ocasiones, nos hace vislumbrar un hermoso oasis en nuestro propio desierto. Pero que lo ves e incluso lo llegues a sentir... No es real. Muy bueno, Jaineth.
Gracias Mariam. Justo enfocas una excelente perspectiva del relato. Gracias..
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