martes, 4 de junio de 2013



Reflejo...

Insoportable silencio que no desaparece, que taladra mis oídos y penetra la profunda calma de mis sentidos.

Pensamientos aturdidos, que reemplazan  los serenos que huyen despavoridos ante los fantasmas depravados que asechan cada recoveco, sin descanso ni piedad.

Sin aire, el oxigeno se agota y no se puede respirar.

La espesa niebla envenenada mata la ilusión que agoniza y suplicando ruega que no la dejen morir.

Tu voz sedante único aliciente que pone fin a mi delirio se ha ido sin retorno aparente, sin adiós de despedida, dejando un vestigio sonoro en las paredes de mis recuerdos aun vibrantes por su presencia.

Te busco y te ocultas, das paso a las sombras en la intemperie infinita, tu ausencia dibuja líneas indefinidas. 

Prolija imaginación que en manos del deseo yergue tu figura ausente y grisácea.

La carencia de color evidencia lo mortuorio de mi anhelo que  al negarse a pagarle a Caronte,  fue condenado  a vagar irremediablemente en las orillas de tu olvido.

Los helados  afluentes del rio de los muertos me poseen y  consumen  con sus frías ráfagas de viento y el hilo de aliento que mantenía la esperanza de vida claramente se desvanece dejando solo ausencia y vacio.

Ya no puedo tocarte, ya no puedo olerte, descubro que no existes, estas en mi imaginación, eres sólo un reflejo…



Jaineth Méndez





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